El médico alópata o convencional, al que todos conocemos y que hemos recurrido desde la infancia, tiene la capacidad de curar todo o casi todo, o al menos prolongar nuestra vida relativamente sin molestias. Pero al decir todo me refiero única y exclusivamente a la parte física de nuestro ser.
Con la alta tecnología en los laboratorios especializados, esos multimillonarios monstruos de la medicina, son capaces de hacer de todos los remedios, es más , hasta se dan el lujo de no sacar a la venta tal o cuál medicamento que podría aliviar el malestar de alguien, sólo porque no le es redituable hacerlo porque quizá sólo el 0.0005% de la población mundial sería el único que lo consumiría, es decir que son muy buenos, pero en lo que respecta a bondad es aún un tanto reducida.
Retomando la cuestión inicial, de cual es la diferencia entre acudir al médico convencional o al terapeuta holístico, en el caso del médico alópata, éste nos permite "quitar" una enfermedad, elimina el síntoma de nuestro malestar, esto puede sonar muy bien y conveniente, pero esta medicina NO QUITA LAS CAUSAS DE LA ENFERMEDAD. Por ejemplo, en el caso de infección de garganta (Caso 1) no pasa de recetar antibióticos por 5 u 8 días, hasta que la molestia va cediendo. En otro padecimiento de dolor de cabeza (Caso 2), migrañas o jaqueca, eliminan o reducen las molestias con analgésicos. En ambos ejemplos terminan con el aparente final feliz de eliminar las molestias, pero acaso con eso basta?
Veamos ahora estos casos desde el punto de vista de un terapeuta holístico:
Lo primero en cualquier caso es saber en que momento el paciente se percata de sus síntomas y saber si previo a la enfermedad paso por un evento emocional considerable o el cúmulo de diversos eventos emocionales. Una vez identificado el detonante de la enfermedad o padecimiento físico, encontramos cierto vínculo entre la emoción y la afectación, por ejemplo en el Caso 1 podemos encontrar detonantes como el enojo o coraje que se traduce en el "ardor"de la garganta o algún otro detonante como la humillación en la que nuestra parte física decide permanecer callada con algún tipo de laringitis. En el caso 2, los malestares de cabeza o síntomas similares, hay que buscar el detonante, aquello que nos impide pensar libremente, como si hubiéramos decidido no querer pensar más en aquello que nos atormenta emocionalmente y nos aferramos a este tipo de padecimientos que bloqueen nuestro cerebro.
Una vez que encontramos la emoción detonante de nuestra enfermedad y padecimiento, lo que sigue es eliminarlo, lo cuál es totalmente posible, la tristeza, el coraje, los celos, el miedo, la soledad, etc. son totalmente diluibles.
Solicita tu Sesión Holística: reestructuraciónintegral@live.com.mx
Recuerda que cuentas con tu Garantía de Satisfacción: Si no percibes un cambio positivo y evidente en la sesión, no pagas un sólo centavo.
Atte. Jorge Arellano / Terapeuta
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Retomando la cuestión inicial, de cual es la diferencia entre acudir al médico convencional o al terapeuta holístico, en el caso del médico alópata, éste nos permite "quitar" una enfermedad, elimina el síntoma de nuestro malestar, esto puede sonar muy bien y conveniente, pero esta medicina NO QUITA LAS CAUSAS DE LA ENFERMEDAD. Por ejemplo, en el caso de infección de garganta (Caso 1) no pasa de recetar antibióticos por 5 u 8 días, hasta que la molestia va cediendo. En otro padecimiento de dolor de cabeza (Caso 2), migrañas o jaqueca, eliminan o reducen las molestias con analgésicos. En ambos ejemplos terminan con el aparente final feliz de eliminar las molestias, pero acaso con eso basta?
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Lo primero en cualquier caso es saber en que momento el paciente se percata de sus síntomas y saber si previo a la enfermedad paso por un evento emocional considerable o el cúmulo de diversos eventos emocionales. Una vez identificado el detonante de la enfermedad o padecimiento físico, encontramos cierto vínculo entre la emoción y la afectación, por ejemplo en el Caso 1 podemos encontrar detonantes como el enojo o coraje que se traduce en el "ardor"de la garganta o algún otro detonante como la humillación en la que nuestra parte física decide permanecer callada con algún tipo de laringitis. En el caso 2, los malestares de cabeza o síntomas similares, hay que buscar el detonante, aquello que nos impide pensar libremente, como si hubiéramos decidido no querer pensar más en aquello que nos atormenta emocionalmente y nos aferramos a este tipo de padecimientos que bloqueen nuestro cerebro.
Una vez que encontramos la emoción detonante de nuestra enfermedad y padecimiento, lo que sigue es eliminarlo, lo cuál es totalmente posible, la tristeza, el coraje, los celos, el miedo, la soledad, etc. son totalmente diluibles.
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Atte. Jorge Arellano / Terapeuta
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